A Ñ O S    D E S C O N O C I D O S

 


Antes de morirme quiero recordar con cariño la vieja casona que albergó mis años infantiles, donde con muchos compañeros que ahora ya no se encuentran, jugábamos  a las escondidas bajo la mirada tierna y sapiente del profesor Grimaldo Ibarra, quien aflora en mis pensamientos como un profeta, mientras  vuelo por las calles pedregosas de mi Chiquián querido corriendo jubiloso en plena lluvia junto a mis amigos que premunidos de sendas ondillas, tratábamos de cazar a los pichuichancas y yoquiocos que revoloteaban alegremente en los arboles de patio de nuestro amigo Luluca
Gorra del Coronel Bolognesi

Te estoy viendo vieja casona casi destruida, descuidada y  de tu hermosa fachada ya no queda nada, hay escasos rasgos de pintura que me hablan de tiempos pasados, ¿porque los seres humanos somos tan ingratos y te estamos dejando envejecer tanto que  ya no nos reconoces? tu amplio salón donde  inicie a escribir mis garabatos ya no existen, las carpetas que utilizamos, ¿donde se encuentran?, en que fogón mal adobado sirvió de leño y en que  humo de la hoguera se llevaron mis sueños y mi infancia querida.

Yo recuerdo que tú eras como el bálsamo del alma herida, que en tus cuatro paredes escondías secretos infantiles como tu tesoro mejor guardado, yo recuerdo que tú eras como la luz de la luna para los arrieros de nuestro pueblo, yo recuerdo que tú eras como las palabras que los niños repiten sonriendo en sus sueños.

Y ahora vivo de los sueños, recordando nostálgico lo que tú eras y significabas para mi, estoy seguro, que muchos, tal vez algún día al leerlos sonreirán disgustados de lo que digo o socarronamente soltaran una carcajada, pero no importa, porque el tiempo todavía no me ha vencido y sigo orgulloso recordando mis fantasías infantiles mientras que a ellos la edad venció a sus sueños.

Debería estar triscado de alegría, recordándote hermosa como tú eras, mirando a los pichuychancas revolotear en tu vera y volar airoso a tu tejado para dejar escuchar su trino que sabía  a gloria y regocijo.

Debería estar orgulloso de saberte mía y que vives airosa en mis recuerdos todavía, pero siento una enorme pena  saberte abandonada, olvidada y derrotada por el tiempo y yo desde aquí desde este terraplén extraño de donde te miro con mis ojos abiertos y sorprendidos quisiera llorar junto a ti y juntar mi rostro con el tuyo para lavarnos juntos como antes y cariñosa me prestes la grama de tus pajonales para secar mi cara mojada por la lluvia de mis ojos.

Casona vieja, cofre de mis recuerdos estoy seguro que seguirás airosa mucho tiempo todavía para mi gozo y alegría.

 

Lutapurikog8



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