UNA HUÉRFANA

Y LA TUMBA INEXISTENTE DE SU MADRE

'Historias de Bolognesi', 2011.


“Madrecita linda por que me has dejado

En lo peor de mi vida”

“Madrecita linda por que me has dejado

En lo peor de mi vida”

“Parca traidora por que te has llevado

A mi madre tan querida”


HuerfanaHoy al escuchar este huayno sureño tan sentido, viene a mi memoria el llanto desesperado de Lucy, amiga de mi hermana, con quien cursaban el mismo año escolar en la primaria, allá en Chiquián querido, cuando la mamá de Lucy era sacada de la casita en que vivían, en un ataúd para llevarla a su última morada; en esa época Lucy tendría unos 10 años, y su hermanita 8 o 7 añitos; su papá tenia una pequeña carpintería, del que se mantenían; en las tardes habitualmente se le veía libando licor en las tiendas de Jana barrio –(barrio arriba) recuerdo con mucho pesar que no mucho tiempo después, falleció el papá de Lucy, envenenado con ese licor fuerte que llamamos Ron; unos decían que la pena lo empujó al licor sin control; otros decían que como bebía desde siempre, el hígado se enfermó, y por ello murió; no recuerdo en que terminaron las dos huérfanas; la casita que habitaron estaba siempre cerrada con un candado grande de color plomizo oscuro. Al paso del tiempo, como es natural, las personas crecemos y buscamos un horizonte, a veces llevados cual hojas por el viento, a veces tratando de caminar un sendero trazado; hasta ahora pienso que el destino de cada uno ya está trazado y que solo es cuestión de recorrerlo; y así fue para Lucy; el año pasado, en agosto cuando me encontraba en una banca de la plaza de armas de Chiquián querido, solazándome con el tibio sol, aquel en medio de un bello e incomparable cielo serrano, respirando embriagado de mi terruño añorado, el aire aromado de Eucaliptos, los que venían ya sea de Usgor, o de Cochapata; una señora que tendría casi mi edad, se acercó y me dijo,

-Hola Pepe, soy Lucy, amiga de tu hermana, estudiamos juntas en primaria.

-Mucho gusto Lucy, los años nos han cambiado, ahora parecemos hinchados, y con algunas arrugas y canitas.

-Tu cara es casi la misma, salvo esos anteojos –dijo Lucy.

-Recuerdo muy bien a tu familia, a tu hermanita; y a tus queridos padres que se fueron casi juntos; discúlpame si te causo algún mal recuerdo.

-No te apenes, ha pasado tanto tiempo que los recuerdo con tranquilidad, no se si fue mejor para ambos o para todos; yo tenía 10 años, y capté la sal y la hiel que allí convivía con nosotros; mi madre fue valiente de sobrellevar todo pero su destino fue corto; ese trauma me endureció y me prohibió formar un hogar; esas cicatrices te pasan la factura.

-¿No te has casado, no tienes hijos?

-No tengo esposo ni hijos; vivo para mi trabajo y para mi, mis hijos son los libros que los adquiero a donde voy; trabajo en la biblioteca de una universidad particular, y no me quejo, me falta poco para jubilarme; en mis vacaciones he viajado por casi todo el Perú; y es paradójico, he vuelto a Chiquián después de 40 años, casi no conozco a nadie; fui al cementerio a rezar a mis padres y ponerles una velita y algunas flores; no encontré la tumba de ellos; recordaba que los habían enterrado uno cerca del otro, en la parte posterior de la tumba de Luís Pardo; busqué y rebusqué y nada; hasta que un señor, que dice ser el encargado del cuidado del cementerio, me dijo que pasado un tiempo allí entierran a otro; me indicó una cruz grande hecha de cemento, la que está en la parte central, y que allí se ofrendan a los que no se les encuentra; allí recé, les puse las velitas y las flores; no me di cuenta del tiempo, ingresé al cementerio cerca de las 10 de la mañana y mira recién vengo de allí, son las 3 de la tarde; claro me despedí para siempre, no creo que vuelva, no tengo nada ni a nadie aquí, las vivencias de mi infancia, ya no los encuentro en mi recuerdo; discúlpame por decirte tantas cosas, yo como siempre hablo mucho; te agradezco haberme escuchado; saluda a tu hermana, tal vez nos encontremos en algún momento; chau Pepe, que te sigas conservando.

La vi alejarse; instintivamente recordé las letras de dos canciones;

Un huayno sureño tan sentido:

 

“Madrecita linda por que me has dejado

En lo peor de mi vida”

“Madrecita linda por que me has dejado

En lo peor de mi vida”

“Parca traidora por que te has llevado

A mi madre tan querida”

 

Y otro muy cantado en Chiquián:

 

El tiempo es el mejor remedio que cura todos los males,

Y al mal pago lo sepulta en los bosques del olvido,

Y al mal pago lo sepulta en los bosques del olvido”

 

Gratamente:

Juan José Alva Valverde.



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