LLegamos en la camioneta a Conococha y veíamos el letrero para ir a la mina Altamina. Pensamos en los 125 kilómetros mas que teníamos que manejar y decidimos saborear unas truchas fritas para llegar satisfechos a nuestro destino.
Que ricas las truchas de Conococha.
Terminamos de comer y empezamos el viaje hacia la mina.
LLegamos a nuestros dormitorios y como era de noche nos fuimos a dormir.
Me desperté con un ruido como si tocaran la pared y a travez de la puerta de mi dormitorio podía ver una luz que venia del fondo del pasillo. Olía intensamente a cobre, zinc, no se, creo que era olor a mineral quemado.
"Hey quien anda allí" me escuche decir pero nadie respondía. Me parecía que estaba solo en todo el pabellón. Nadie respondía.
Había estado pensando todo el viaje en mi primo que había muerto hace ya casi un año. Éramos muy amigos hasta que el partió para el mas allá, murió en una volcada de bus. Yo lo extrañaba mucho porque éramos muy patas.
Nadie me contesto estaba solo en el pabellón y me asuste mas. Me tome de valor y me levante de la cama, no escuchaba mi respiración era como si estuviera en otra dimensión de este mundo. Cuando abrí la puerta y mire hacia la luz no podía creer lo que veía. Quise gritar pero no podía porque la voz no me salía. No se cuanto tiempo pase así pero me desperté cuando me decían, "despierta, despierta, que te sucede dinos algo por favor".
Desperté y no sabia como me llamaba ni reconocía a la gente de mi alrededor. Pasaron unos minutos y empecé a recordar y reconocer y me puse a llorar. Estaba tendido en el suelo del pasillo.
En eso sonó el teléfono y era para mi. Me pasaron el teléfono y reconocí la voz de mi mama. Me decía que mi tía había muerto en el hospital siquiatríco donde se estaba tratando de un mal mental. Me decía que la habían encontrado con un cuchillo atravezada por el corazón. Al escuchar eso me puse a llorar de nuevo. Entre sollozos le conté a mi mama que anoche había visto a mi primo muerto atacar a mi tía por la espalda con un cuchillo. Mi mama me decía que seguro fue una pesadilla. Yo no sabia que pensar. Tal vez mi primo me comunicaba de la muerte de mi tía o tal vez el la mato.
Hasta ahora no duermo bien porque me despierto con el menor ruido y me quedo en pánico mirando las paredes oscuras del cuarto. Nunca quiero quedarme solo en el pabellón. Solo pido que nunca vuelva a ver otra visión. Si veo otra luz, no iré a ver nada.
Minero
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