Yo soy de Chiquián, donde se buscan mi sombra y las guitarras, donde el silencio, silencioso llora, donde la luz del sol radiante en las mañanas, achica los ojos de las vizcachas.
Y donde están las guitarras, que extasiados oíamos sus notas, porque los huesudos dedos de tus hijos ya no armonizan una a una sus cuerdas, porque han callado sus cajones, porque no le cantan a los amores como cuando tu lo hacías conmigo.
Guitarra, vieja amiga de la noche y las bohemias gracias por soportar estoicamente la voz aguardentosa de mi boca, gracias por escuchar silenciosa mi dolor y mi pena cuando a escondidas te lo contaba, gracias por prestarme tu pentagrama para acompañarme a llorar. Para acompañarme a gritar los sentimientos más nobles de mi vida.
Donde estas ahora, en que sitio te has escondido, en que fogón de combustible has servido, donde estas porque no has venido para cantarme al oído los huaynos que conmigo habías aprendido, donde estas que te han hecho, porque no vienes a calmar el dolor que tengo en el pecho, porque no preparaste para los dos un lecho, donde podamos contarnos nuestras cuitas sin que nadie nos escuche.
Guitarra, compañera ingrata, parece que hasta ahora no comprendes cuanto te amo, porque has callado la voz de mis amigos, porque has roto todas tus cuerdas, no me digas que ha sido apropósito porque en el madero hueco de tu caja llenare mis reproches, para que ya no te acaricien mis dedos como cuando tú estabas conmigo.
En el silencio de la noche oía complacido, tus vibrantes y armoniosas notas y con mi sangre alborotada y mi corazón galopando corría presuroso a verte para poder cantar contigo. La noche estrellada exhibiendo su luna nueva nos guiñaba sonriente mientras en el hueco de la ventana aparecía clamorosa la dueña de mis sueños.
Guitarra amiga, cuéntame cuantos idilios has tejido con la fina filigrana de tus sonidos, cuéntame cuantos corazones rotos y adoloridos has zurcido con el dulce bordonear de tus metales, cuéntame porque parajes inexplorados has llevado los corazones adolescentes, cuéntame cuantos hemos llorado sobre tu madero.
Ahora que te busco en mi Chiquián adorado para cantar como antes junto contigo, no te encuentro, porque como tu bien sabes yo sabía encontrarte en cada esquina, en el bar o en una cantina.
No me importa donde estés, tal vez olvidada y empolvada en algún rincón colmada de ceniza y de olvido, yo quiero encontrarte para que todos mis amigos sepan que tu siempre estuviste conmigo, calmando mis amores y remendando corazones.
Lutapurikog8
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