Chiquián, 30 de Agosto del 2010, 4:40 de la tarde; la voz de Fernando Vázquez Veramendi, Actor reconocido, uno de los orgullos de Chiquián, se deja escuchar en el amplio patio de la casa de don Pablo Vásquez Ibarra, el “Caballero del Deporte”, acondicionado para la celebración del primer aniversario de la pagina en la Web, “Chiquián-perú.com”, los invitados asistentes distribuidos en varias mesas hacen un alto a la degustación de cerveza unos, vino otros, y wiski algunos; el almuerzo ofrecido con el tradicional caldo de fiesta, jacarogro, y abundante cancha, satisfizo los paladares mas exigentes; Fernando Vásquez, hace un recuento de la página e informa que en el mes de Febrero de este año, auspiciaron un concurso denominado Historias Bolognesinas, con la participación de buen número de colaboradores de diferentes localidades de la provincia; la inmensa cantidad de lectores sobrepasaron los límites, 5,070 votos y el jurado, eligieron los tres temas ganadores:
=Rindicuy; Primer puesto, de Erasmo Trinidad Carrillo-de Cajacay.
=Antacasha; Segundo puesto, de Juan José Alva Valverde-
De Chiquián.
=Regreso a Chiquián; Tercer Puesto, de Camila- de Chiquián.
El 28 de Agosto, en Lima se premiaron al señor Erasmo Trinidad y a la Sra. Camila; hoy, dice Fernando, entregamos el premio al segundo puesto, al participante Juan José Alva Valverde, por su tema Antacasha.
Por breves instantes recordé cuando de alumno del Coronel Bolognesi, en varias oportunidades en las clausuras, recibía los diplomas de aprovechamiento; la emoción de ser premiado es algo incomparable, se siente algo especial, ese algo que te dice que tal vez hayas hecho mejor las cosas, que otros; el esmero, la constancia, ese prurito de hacerlo mejor cada vez, tiene su recompensa, al margen que vives con la conciencia tranquila y en paz espiritual; la figura de mi amigo Nalo Alvarado, iluminó mi mente, él es el mentor de mi corto aún camino literario; le agradecí en mi corazón el haberme involucrado en este gustito de darle al teclado.
Al contemplar a mi entorno, las circunstancias habían dispuesto felices coincidencias; la reunión se realizaba en la casa de uno de los mas insignes Aliancistas de todos los tiempos, don Pablo Vásquez Ibarra; para mi, el Alianza Chiquián significa todo en el deporte Chiquiano; club, cultural, social y deportivo, aquel que llevó el arte y el deporte por el callejón de Huaylas, por el callejón de Conchucos, y por la zona del Dos de Mayo; tuve la suerte y el honor de defender sus colores desde 1969 hasta 1972, culminado en la Copa Perú en Huaráz; entre otros, se encontraba mi amigo de infancia y de barrio, Oswaldo Jaimes, con quien compartí aula, compañeros y escuela, en la 378 querida, bajo la tutela y mirada paternal de nuestro querido Maestro don Juan Aldave Oyola; Doris Jara, esposa de Oswaldo, la mejor amiga de mi hermana Ofelia Aurora Alva; por quien hasta ahora me duele el corazón; ella partió hacia la inmortalidad en forma prematura, en la flor de su juventud; Héctor Jara y su esposa, amigos y promoción de mi cuñada Nelly; el Profesor Orlando Ñato Bríos, estimado y respetado por todos, aquel que nos inculcó disciplina, responsabilidad y constancia, y en el campo de Jircán, en los entrenamientos de la selección del Coronel, nos exigía, moldeando nuestro espíritu, de que todo es posible cuando te esfuerzas; mi primo materno Pedro Miranda Vásquez, en representación de la familia; el estimado Macollado, Pablo Vásquez Veramendi, a quien le dedicamos hace buen tiempo algunas líneas por que fue un referente bajo los tres maderos, un buen Arquero, dejó escuela de entrega, valentía, pundonor y garra; Pacho Díaz, amigo, consejero y colaborador de datos para mis escritos; carismático, estimado por todos, cultor de la guitarra criolla y de aguardentosa voz; Efraín Vásquez, conocido y reconocido escritor, autor de Crónicas Chiquianas, Crónicas Limeñas en su Block de Pensamientos, intercambiamos algunas ideas, innovador de formas y reformas, autoconfeso de versar en octavillas; a él, no le agrada las hebillas, ni escobillas, menos las estafetas, especialista y acertado con las escopetas, tanto así que es capaz de darle desde 100 metros a las estampillas; mi Estimada cuñada, Nelly Campos Calderón, franca y sincera, trabajadora y obstinada como su querido padre, don Víctor campos Rivera; mi madrina y tía, Emiliana Calderón, querida y constante con nosotros, acompañante de viajes y aventuras por los bellos páramos de Chiquián, Cáyac y otros.
En representación de mi entorno más cercano, una de mis musas permanentes, mi esposa, aquella que en varios pasajes de mis rasgueos literarios la llamo cariñosamente Palomita; con quien en un nido modesto y amoroso, compartimos el azúcar y la sal de la vida, abrigando a nuestros amados palomos, preparándolos para el raudo vuelo, hacia la vida, hacia el batallar constante, con mirada hacia el horizonte, hacia una meta, hacia un objetivo; los hijos, aquellos que son la bendición de Dios, los motivos para nuestro constante trajinar, los que nos empujan a posponer dolores y malestares, y seguir en la brega, por quienes luchamos a brazo partido, aquellos que nos recuerdan a nuestros padres, por sus rasgos, por algún gesto, por sus nombres, y son los que trasmitirán nuestros genes a sus hijos, y sus hijos a sus hijos y así, hasta el siempre.
Aquel 30 de Agosto del 2010, marcó tal vez el inicio de mi entrega en cuerpo y alma a este gustito de escribir, soy simplemente un aficionado de contar las vivencias de un niño, de un joven, de alguien que vivió en el bello paraíso de Chiquián querido, vivencias que quizás son comunes a muchos; mi deseo, mi interés mediante estas líneas, es agradecer infinitamente a las personas que votaron por mí en el concurso de Historias Bolognesinas, en Febrero del presente año, a ellos mi compromiso de seguir dándole al teclado. Inconmensurables Gracias.
Gratamente: Juan José Alva Valverde.
Cruz de Motupe, 11 de Septiembre del 2010.
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