Desde lejos lo escuche, me lo dijo el viento que airado me reprochaba mi incondicional olvido y entonces conmovido como un juglar herido corrí despavorido para mirarte de cerca y ver si era cierto lo que yo había oído.
Ushgor, como olvidarme de ti, si tú todavía guardas celosamente escondida entre tus helechos musgos y líquenes, las huellas de mis labios cuando admirado de tanta belleza humildemente besaba cada una de tus pulidas piedras, como voy a olvidarme de ti, si todas las noches de mi vida, antes de acostarme siempre converso contigo, y como ayer y como siempre tu también no me escuchas, por eso pregunto Ushgor mío, porque hemos vivido tan separados, si muchas veces en el silencio de la noche solo tu podías sostenerme.
Indeciso, busco en la piel de tus entrañas, los cantos que aprendí contigo y hundiendo mi mano temblorosa en tus heladas aguas saco el laúd para que nos acompañe y inclinándome en el andén de tus helechos, Ushgor de las misteriosas aguas, acaso no te acuerdas, que yo llegaba jadeante y sudoroso junto al alba, para lavar mis manos y mi frente.
Cuantas veces volando contra el viento de la noche, afiebrados nuestras almas juntitos sintiendo el latir de nuestros corazones, dibujamos para siempre nuestras sombras caminando sobre la escarcha de tu vientre.
Con un radiante sol, solías ponerte tu mejor vestido, ese que me lo enseñaste un día, cuando nuestras vidas se vieron interrumpidas por un brusco relámpago que ilumino tus profundidades, y yo incrédulo y sorprendido contemple extasiado ese hermoso traje con el cual venias vestido.
Ushgor, corazón de los ríos, meso mis cantos y mis rimas bajo la espuma de tus apacibles aguas, mientras contemplo sosegado las estrellas infinitas de tu cielo y con ello lentamente va llegando el adiós de la luna dando paso al brillante día.
Tus aguas misteriosas movidas por corrientes impetuosas y a veces tempestuosas, vuelan burbujeantes tras el timbre goteantes de su música, porque muy pronto llegara entre la cima de los cerros la noche y las estrellas alumbraran tu cara.
Ushgor cuantas veces me senté en tu agreste ladera para contemplar extasiado tu enigmática catarata, tu bien sabes que más de una manceba de trenzas negras como sus ojos puso calor en su pecho para amarme, tu bien sabes que agarrados de la mano descendimos bulliciosos corazones para contemplar tu hermosura y con las manos en alto tocando aires de libertad, esperamos la llegada del sol, con la cabeza mojada por tu mano, con los labios abiertos, para poder besar tu piel.
Lutapurikog8
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